Nunca es tarde, me disculpo por escribir sobre esta producción audiovisual hasta ahora, cinco semanas después de su estreno, espero que cuando usted lea estas palabras todavía esté en la cartelera de cine de Bogotá.

Antes de hablar del argumento quiero compartir los reconocimientos obtenidos:

- Premio Mejor Largometraje de Ficción, Sección Screenings, Bogotá Audiovisual Market - BAM, Colombia, 2019.

- Ganador de la Beca de Música Original para Largometraje, IDARTES, Bogotá, Colombia, 2018.

De la historia no hay mucho que decir, no quiero dañar la experiencia, eso sí, debemos mencionar que fue ambientada con hechos históricos, los años 80 en el Centro de Bogotá con una atmosfera en la que la situación política del país está presente.

Son dos personajes principales, Salvador, un sastre reservado con cara triste que habla poco, su relación más cercana es con su prima y el hijo de ella, también con su mascota Laica a quien cuida y consiente. En el edificio donde está su oficina llega una nueva ascensorista, Isabel, que despierta su interés, una mujer muy distinta, alegre, cordial, siempre en búsqueda de una buena charla.

Esta bella historia de amor le hace un homenaje a las salas de cine, a ese plan ideal para el idilio de esos años, a los boleros, a la salsa, pero también a otros lugares como los cafés, bares y parques, aquí no caben los centros comerciales, esa Bogotá de nuestros padres, abuelos y en mi caso de mi niñez.

Pero, y este ‘pero’ debería ir en mayúsculas, estamos lejos de una comedia romántica o de un relato de amor tradicional, aquí lo fundamental y lo más valorado de la producción es que puede evidenciar el actuar humano con todo lo que pueda implicar, lo bello que somos y a la vez lo horribles, cobardes, rencorosos, soñadores y demás expresiones que se evidencian a lo largo de la trama.

A ratos da la sensación que no pasa nada y de repente pasa de todo y ya no hay nada que hacer, perdón si esto parece ambiguo, poco claro, pero no es fácil describir las sensaciones que se despiertan tras ver a ‘Salvador’.

Los actores son brillantes y de gran recorrido: Héctor García ‘Pecas’ (El Colombian Dream (2006); Satanás (2007); Yo soy otro (2008) y Fabiana Medina (La sargento Matacho (2015); La toma de la embajada (2000); El caso Colmenares (2020).

Lo mejor es la música, el gran Andrés Correa puso su talento y sus canciones, las cuales fueron transformadas y no pierden su esencia.

César Heredia su director, dijo esto sobre su ópera prima "Salvador se origina de mis recuerdos de infancia. De mis días de vacaciones en la sastrería de mi abuelo y donde mi madre trabajaba con él cosiéndole a oficinistas de la zona. El taller quedaba en el centro de Bogotá, a pocas cuadras de la Plaza de Bolívar, del Palacio de Justicia. Mi memoria se permea de los olores, el bullicio del centro, la música y las voces radiales, los carros, los perifoneos, la cotidianidad de la época que encubría la violencia latente del país. El primer recuerdo que tengo de un hecho violento es la Toma y retoma del Palacio de Justicia en 1985. Sus imágenes retransmitidas por televisión nunca se me van a olvidar. El caos, el miedo, la posibilidad de que mi madre pudiera ser víctima de la situación por estar a tres cuadras del edificio, por vivir incluso a menos de diez calles de la zona; el riesgo de convertirse en víctima de un conflicto aparentemente ajeno, de una bala perdida, o de un Estado frenético y solapado".