Guillermo Romero nació en la mágica y caótica capital colombiana, el arte fue su pasión desde muy joven y el talento, su fiel compañero. Sin embargo, los prejuicios hacia los artistas de su época y la falta de apoyo familiar lo llevaron al largo y respetado camino de las ciencias de la salud. 

Fue muy buen odontólogo hasta sus 40 años, pero por su mente siempre rondó el gran sueño de la pintura y el óleo. En 1997 decidió dejar su carrera profesional y dedicarse por fin a lo que tanto amaba.

“Un día trabajando en el consultorio, me percaté que estaba llevando mi mente a un punto gris. Ya tenía 40 años y seguía aún en odontología, ahí empecé a preguntarme qué era lo que realmente quería y me di cuenta que quería ser feliz. Viajé a Buenos Aires y me encontré a una artista que me volvió a mostrar la sensibilidad del color. Me volví a reencontrar y hoy estoy completamente feliz”, contó Guillermo Romero a los micrófonos de ‘Amantes del Círculo Polar’.

En medio de su trayecto, se encontró con el estilo ´Fractales´, el cual envuelve la visión humana bajo la repetición de un objeto geométrico a diferentes escalas, cuya estructura básica está fragmentada o aparentemente irregular. 

Aunque generalmente, esta técnica es desarrollada a través de un software u otros programas de gráficos, Romero le apuesta a la innovación en el arte, sacando a la luz las fracturas pequeñas y grandes que nos deja la vida.

“Mi propósito individual y extensivo al mundo es la sanación integral a través del arte y mi recurso de comunicación es la pintura. Hoy integro la acción de las formas perfectas, la geometría universal presente en la naturaleza, conocida como los fractales. Este método geométrico, que acompaña las formas, me permite hacer sentido al ilustrar en la obra y generar la conciencia del todo”, agregó el artista.

Todo esto, Guillermo Romero, lo plasma en 64 de sus obras que dan vida a su nueva propuesta ‘Reimaginando los Fractales’. Exposición que estará hasta el próximo 12 de mayo en la Geba Art Gallery, al norte de Bogotá. Con entrada libre al público y cuenta con la curaduría de María Teresa Suárez.

Por: Anggie García.