La emergencia, que alertó tanto a los residentes por la posible fuga de cloruro de vinilo, fue controlada por las autoridades, quienes realizaron una explosión de ciertos vagones afectados en el incidente, provocando una nube de humo y fuego visible a la distancia.

La Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. declaró que no había detectado niveles significativos de sustancias peligrosas en el aire y un día más tarde confirmó que los sistemas de agua locales no contenían materiales químicos y que era potable.

Sin embargo, los ciudadanos no están conformes con las respuestas de las autoridades y han reportado que sufren de náuseas, dolor de cabeza, inclusive afirman que han presentado erupciones cutáneas y otros síntomas.

Algunas personas han compartido videos en sus redes sociales en los que muestran miles de peces muertos en los arroyos, otros han informado a los medios de comunicación locales que sus gallinas murieron de repente y varias mascotas se enfermaron.

Expertos en medio ambiente han dicho que tienen dudas sobre la decisión del gobierno de permitir que la gente regrese a Palestina Oriental al poco tiempo del incidente. Por el momento, el Estado anunció la apertura de una clínica de salud y envió expertos para asistir a los residentes y evaluar los riesgos.