Las ballenas son conocidas como los mamíferos más grandes del mundo, pueden llegar a medir entre 25 y 32 metros. Esta especie a diferencia de los peces, tienen la cola dispuesta en horizontal, lo que le facilita la ascensión a la superficie, a la que suben aproximadamente cada hora para respirar, se alimentan generalmente de pequeños crustáceos y de krill, que obtienen por la filtración del agua del mar a través de sus barbas.
Esta especie no cuenta con un hábitat fija pues se desplazan en largos viajes migratorios desde los mares fríos, donde se alimentan, a los más cálidos, donde se aparean, se reproducen, y luego tienen una gestación de casi doce meses, dando a luz a una sola cría.

Pero como todo, esta especie también necesita dormir para poder sobrevivir, pero según una científica estadounidense de mamíferos, Naomi Rose, los cetáceos no pueden perder el conocimiento por completo o se ahogarían.

Los balénidos controlan conscientemente sus orificios nasales con músculos muy poderosos, lo que significa que deben estar alertas en todo momento para evitar ahogarse. Para evitarlo estos animales tienen un sueño unihemisférico, que quiere decir que apagan solo la mitad del cerebro a la vez, manteniendo un medio consciente y respirando.

Se ha conocido una forma particular de dormir de las ballenas que viven en cautiverio, lo hacen con un ojo cerrado mientras mantienen el otro abierto, esto con el fin de mantenerse alertas, otras formas conocidas de descanso en ellas es que continúan nadando, lenta y regularmente, en formación sincrónica, flotando ocasionalmente durante unos segundos, hasta un par de minutos, tal vez, a menudo muy cerca de la superficie.

Las ballenas jorobadas, por ejemplo, pueden encontrarse con frecuencia descansando inmóviles en la superficie durante periodos de hasta 30 minutos. Por otra parte, las orcas nunca se alejan demasiado de los otros miembros de su manada, durmiendo en grupos muy unidos.