“La guerra tiene el nombre de un varón, pero la memoria, las vocales temblorosas de una mujer”. (Fredy Yezzed). 

Después de diez años de la masacre acontecida en su pueblo, cuatro mujeres deciden regresar a la que fuera su tierra. Encuentran un sitio arrasado y cargado de recuerdos atroces, las invade la zozobra y el vacío, producto de la pérdida de sus seres amados. Llegan a limpiar el lugar y a reencontrarse con sus recuerdos. Es un retorno simbólico a una “Troya caída”. Las mujeres vuelven con la intención de empezar de nuevo, regresan para no olvidar, y mientras componen la casa encuentran en los objetos nexos que las mueven a contar su historia.

Es un viaje profundo por sus recuerdos más dolorosos que les permitirá transitar hacia su propia liberación. Al limpiar la casa, hacen lo propio con sus espíritus, es un encuentro con el perdón y la reconciliación que las llevará a dignificar la memoria de sus muertos.

Diente de León toma la tragedia griega de Eurípides, eso se evidencia desde el título, pero también se basa en otros textos literarios y los dolorosos hechos que ha vivido Colombia, como la masacre de El Salado. 

En el programa ‘Amantes del Círculo Polar’ hablamos con Claudia Patricia Mantilla, actriz, comunicadora social y docente universitaria que estudió dos semestres de teatro en la Academia Superior de Artes de Bogotá, ASAB. 

“Nace como una inspiración simbólica y metafórica de lo que puede ser una Troya caída, los efectos de las guerras tristemente son los mismos: desolación, muerte, dolor, la crueldad que se ensaña usualmente con las mujeres”, describe la directora del montaje. 

Créditos: Dirección: Claudia Patricia Mantilla y Manuel José Jaimes. Dramaturgia: Manuel José Jaimes. Textos: Fredy Yezzed y Manuel José Jaimes. Actrices: Luz Bravo, Dina Triana, Claudia Mantilla. Actor: Daniel Olarte. Performer: Claudia Ospitia. Música: tambora (Gisella Cadavid), gaita hembra (Óscar Vanegas), y tambor alegre (Diego Rueda). Vestuario: Edilma Rojas.